lunes, 30 de junio de 2014

El éxito de Ana


Estoy muy orgullosa de Ana, mi hija. Ni ella misma tenía claro que fuera a sacar este curso medianamente hasta que le dieron las notas. Después del bache de la 2ª evaluación, tras haber comenzado en la 1ª muy brillantemente, creía que ya no sería capaz de remontar. Y todo porque lo había medio dejado con el chico con el que salía, y ahora como han vuelto todo va sobre ruedas. Si construyéramos nuestra vida en función de cosas como esa estaríamos arreglados, pero bueno, ella es aún muy jovencita.

Sólo le ha quedado el inglés, y eso que era la única asignatura para la que tenía profesora particular. A veces dedicarle mucho tiempo a una materia no significa que se vaya a aprobar. Fue a reclamar pero de nada le sirvió, lo que ya suponíamos. La docente tiene fama de aprobar muy poco, y esto que algunos lo consideran como de prestigio yo lo encuentro incluso revisable por una inspección, algo hace mal un profesor cuando el fracaso en su clase es tan grande, además de desalentar a los alumnos, es absolutamente antipedagógico.

La única pega es que se va a tener que quedar en este instituto en Bachillerato, que empieza el próximo curso. Había solicitado plaza en otro, y después de haberlas admitido en las listas provisionales a ella y a una de sus amigas, en las definitivas se quedó fuera tras meter a más gente después de revisar las reclamaciones.

Cuando mis hijos empezaron a estudiar aquí y supe que había muy pocos grupos de Bachillerato creí que era porque los chicos abandonaban pronto los estudios, pero no es así. Lo que hacen es irse a otros centros donde no les exijan tanto y no puntúen tan bajo, porque si quieres ir a la universidad no consigues muchas veces la nota que necesitas para según qué carreras. El problema es que todos los institutos del barrio y alrededores están a tope, no quedan plazas, por lo que es muy difícil cambiarse. Lo bueno es comprobar que la gente joven sigue estudiando como antaño, a pesar del bajo nivel educativo que tenemos y la penosa perspectiva laboral que se les presenta.

Ana le comentó al director de su instituto, una de las veces que se lo encontró, pues es un hombre que siempre está de aquí para allá supervisándolo todo y hablando con todo el mundo, que no la habían admitido en el centro que había solicitado. Él se rió mucho, sobre todo porque le molesta que la gente se vaya de allí en cuanto empiezan Bachillerato. Mi hija se rió también, qué remedio, hay que tomarlo con humor.

Pero se teme lo peor. La dureza del próximo curso en un centro como el suyo no es comparable a nada que haya podido conocer. La ESO le parecerá un camino de rosas en relación a lo que le espera a partir de ahora. En el fondo no le apetecía nada cambiarse, acostumbrada a los compañeros y a las normas, y porque al estar al lado de casa madruga menos. Cuando supo que no podría irse se sorprendió un poco al principio, algo contrariada, pero enseguida le asomó una sonrisilla. Y es que hay cosas que a veces te ves obligado a hacer aunque no te apetezca, por cuestiones prácticas, y luego cuando ves que no puedes seguir adelante, por la razón que sea, casi sientes alivio.

Recuerdo cuando yo estudié en su instituto. Ya entonces era de los más exigentes de Madrid y nos apretaron bien los tornillos. Hace poco, haciendo limpieza en el armario de mi habitación, me encontré el libro de escolaridad que tenía entonces. Todo eran suficientes, algún bien, y algún notable suelto en asignaturas como religión. Para lo mucho que estudiaba nunca vi resultados en mis notas. Y el caso es que allí me tenían por empollona, no sé por qué con semejantes calificaciones. Seguramente sabrían de mi esfuerzo, aunque se negaran a reconocerlo por la razón que fuera. En aquella época no me lo pensaba mucho porque si no me hubiera desmoralizado, pero ahora con el tiempo me parece una injusticia enorme. Me pregunto qué era lo que calificaban allí realmente, porque en los claustros de profesores de lo que menos se solía hablar era de tu esfuerzo y tus capacidades, era como una reunión de porteras. Si hubiera tenido que entrar hoy en día en la carrera que hice no habría podido. Menos mal que por aquel entonces exigían poca nota.

En muchos aspectos las cosas han cambiado allí. Ahora está mi hija estudiando en él y lo que le queda, según parece. Ella es muy brava, inteligente y talentosa, si se lo propone pocas cosas se le resistirán en la vida, por muchos obstáculos que pueda encontrarse. Y con ella estaremos para apoyarla.

viernes, 27 de junio de 2014

Entrevista a Paz Herrera


Paz Herrera, la arquitecta cántabra que después de 141 programas se llevó el bote de Pasapalabra es una mujer dinámica y alegre que se considera una persona corriente. No es una empollona de enciclopedias, como se la ha llegado a calificar, sino simplemente alguien a quien le gusta mucho leer. Tiene cientos de libros en su casa, que intentó clasificar para tener una biblioteca ordenada, pero terminó desistiendo, y ahora yacen desordenados por todas partes.

Dice no haberse preparado especialmente para cada programa. Tan sólo repasaba los directores de películas que le venían a la cabeza y que podían preguntar, y algunas definiciones, que a veces se repetían.

Se considera una mujer de ciencias a la que le gustaba dibujar, pero también le interesan la literatura, la biología, etc. Afirma tener últimamente poco trabajo, por efecto de la crisis.

Reproduzco aquí la entrevista que XL Semanal le dedicó en su sección Desayuno de domingo con… el 14 de junio pasado.

XL Semanal. Muchos lloraron cuando ganó el bote y le raparon la cabeza, pero usted aguantó el tipo.

Paz Herrera. No podía llorar; si lo hacía, se me corría el rímel [Ríe]

XL. ¿Hace honor a su nombre o por dentro es un manojo de nervios?

P.H. Soy hasta pachurrosa. ¡Vamos, que tengo mucha pachorra!

XL. Además de eso, ¿qué hay que tener para presentarse a un concurso?

P.H. Hay que ser muy friki. También concursé hace 17 años en “Saber y ganar” y me fue muy bien. Con “Pasapalabra” quería ganar un poco de dinero, pero no pensé que conseguiría un bote asÍ.

XL. Da bien en televisión, es culta, se ha metido a la gente en el bolsillo… ¿Ha pensado lanzarse a la política?

P.H. Nunca me ha tentado la política, pero la política sí me ha tentado a mí. Me lo ofrecieron hace poco pero he dicho que no. Dejemos el asunto ahí.

XL. Además del bote, cada día que jugaba ganaba 1.200 €, ¡un sueldazo!

P.H. Pasaba en Madrid 4 días a la semana y, al final, me tomé mi participación como un trabajo.

XL. Con un millón y medio de euros, los bancos le tirarán los tejos…

P.H. Cuando llegue a casa espero la cola. Entonces, les recordaré cuando les pedía que me quitaran las comisiones…

XL. No tiene deudas ni coche, casa ni hipoteca. ¿En qué planeta vive?

P.H. En los mundos de Yupi [se ríe]. No tengo deudas porque no tengo hijos ni propiedades y vivo de alquiler. Ni coche porque hay transporte público.

XL. Tampoco tiene móvil.

P.H. Tengo un fijo en el trabajo y no quiero que me localicen el resto del tiempo. Es un lujo que me puedo permitir. Es mi manera de vivir.

XL. Más de 140 programas, ¿le dejaban la ropa o se pasaba el día de compras?

P.H. Yo guardo todo y tiré de armario, combinando como podía. He repetido muchas veces, pero lo apuntaba para no hacerlo muy seguido. También hice dieta para que me valiera todo.

XL. Adora la música y la jardinería, fotografía mariposas, pinta acuarelas, toca el piano… ¡ Es una marisabidilla!

P.H. Soy una repelente niño Vicente [se ríe]. Todo me interesa…

XL. ¿En qué empleará el dinero?

P.H. Mejoraré la pensión de mis padres, pagaré los estudios de mis 3 sobrinas y tendré calma hasta que me jubile. ¡Ah, y volveré a esquiar una semana al año!

XL. De niña le decían “la nieta de María la viuda”, ¿y ahora que es famosa?

P.H. Ya me llaman “Paz-apalabra”


Su desayuno: “Aproveché la crisis para ponerme a régimen y rebajar el trasero de tanto estar sentada: dos yogures griegos con cereales, un zumo de naranja y un café con leche”.

Paz se rapó la melena cumpliendo su palabra de que haría tal cosa si ganaba el concurso. El presentador quiso librarla del compromiso, pero ella dijo: “¿Eres un gallina?”. Ante las cámaras una de las colaboradoras del programa le pasó la maquinilla, pero declaró no importarle, pues en cuanto llega el verano se rapa al uno y luego le crece enseguida.

A veces descubrimos en los sitios más insospechados seres con apariencia corriente pero que llevan todo un mundo interior rico y complejo. Inteligencia, sensibilidad, buena memoria y reflejos, son los ingredientes de una ganadora, una ganadora muy especial en el caso de Paz Herrera.


jueves, 26 de junio de 2014

Las consecuencias de la abdicación


Parece que la abdicación de D. Juan Carlos llevaba consigo consecuencias que a la mayoría se nos escapaban. No se trataba únicamente de ceder el trono a una nueva generación, sino que quedaban puestas al descubierto ciertas miserias que con su presencia estaban a buen recaudo. No me extraña que le costara tanto dejar el cargo. Ha sido dejarlo y destapar la caja de los truenos. Los buitres siempre están al acecho para estas cosas. El festín de los carroñeros, un banquete real.

1º lo de su inmunidad ante la Justicia. El acelerado proceso de su aforamiento es un intento descarado de evitarle males mayores. Desconocía que el hecho de abdicar le dejara al mismo nivel que el resto de los ciudadanos en este sentido. Aunque, como se suele decir, el que nada malo hace nada malo tiene que temer, y con él parece que sí había que tomar precauciones, por lo que pudiera venir.

Luego lo de su presunta paternidad. A qué famoso no le ha salido algún hijo extramatrimonial al cabo de los años. En el caso de D. Juan Carlos estaban esperando a que dejara de ser rey en funciones para reclamarle una responsabilidad que, por otro lado, es muy borbónica: cuántos son los hijos naturales (lo de bastardos suena mal hoy en día, aunque naturales se supone que somos todos, no somos artificiales) que ha tenido esta dinastía a lo largo de la Historia. Pero lo que hace décadas tenían a gala ahora es ahora un pecado más que mortal. No reconocer a un hijo o desatenderlo no es exclusivo de los Borbones, pero la ética de la sociedad se ha vuelto mucho más puritana curiosamente que antaño, y con razón: semejante ejercicio de inhumanidad e irresponsabilidad no se concibe en un monarca, y menos en el s. XXI.

Y es que a D. Juan Carlos además le han salido por partida doble: una mujer belga y un catalán. No sé si será falso todo esto pero desde luego los que acostumbran a ser infieles deberían tener más cuidado cuando meten su llave en según qué cerraduras. Y es que cuando la lujuria te ciega las precauciones se olvidan.

Lo malo de nuestra monarquía es que hasta ahora creía que podía ejercer todos sus derechos como antiguamente, menos el de gobernar, y porque la Constitución se lo impide. Antes el rey hacía y deshacía, guerreaba y tomaba decisiones de Estado, campaba por sus respetos en todos los sentidos. Los poderes se le sometían, y la última decisión en todo la tenía él. Por eso la realeza es un residuo del pasado que actualmente ya no tiene mucho sentido, mera figura representativa en países extranjeros y protocolaria en determinados momentos contemplados constitucionalmente.

Los deslices extramatrimoniales están a la orden del día a todos los niveles, siempre ha sido así, pero en cargos como estos se pide siempre un decoro y una honorabilidad que pocos están dispuestos a tener. El hábito no hace al monje, vamos.

Después está el problema de la infanta Cristina, que ahora parece desprotegida sin la alargada sombra de su padre para ayudarla. En el periódico de hoy se dice que su juicio sigue adelante y que la condena máxima es de 16 años. Reinando su hermano, cuya sombra no es ni mucho menos alargada, la maquinaria judicial avanza echando humo. La plebe, reunida junto al cadalso como en tiempos del Rey Sol, espera ansiosa de sangre el ajusticiamiento, como una forma de venganza ante las desigualdades sociales: por qué unos viven a lo grande mientras la inmensa mayoría pasa penalidades. El eterno dilema, la Historia repitiéndose a sí misma.

La inmunidad parlamentaria llega a aquellos a los que la Constitución ha señalado, grupo restringido aunque no selecto del que se excluyen ciertas figuras cuando cambian de estado. D. Juan Carlos ha perdido muchas cosas en este sentido, la dignidad entre ellas, aunque ya no la tenía cuando ejercía el cargo. Qué será lo que venga a continuación, la sucesiva aparición de males sin fin, y no me refiero a los de su quebrantada salud. Se cosecha lo que se ha sembrado, y parece que pesan más sus errores que sus aciertos, después de todo el trabajo realizado a los largo de más de 3 décadas de reinado. Los árabes le echarán de menos. Nosotros le debemos recordar por lo bueno que hizo, no sólo por lo malo. Ya que hablamos de justicia, seamos ecuánimes.


miércoles, 25 de junio de 2014

Geraldine Chaplin


Encantadora Geraldine Chaplin en El hormiguero el otro día. Es la 3ª vez que va al programa, en esta ocasión con motivo del estreno de la última película protagonizada por su hija Oona. Es una chica muy guapa, y según su madre tiene un talento enorme. El hijo que tiene no es tan conocido al no dedicarse al mundo del espectáculo. He leído en Internet que está estudiando psicología y que se ha dedicado durante años a asistir a personas sin techo en estado terminal, y a niños y adolescentes maltratados.La excepcionalidad de Geraldine se ha transmitido a sus hijos.

Declaró, cuando se le preguntó por sus comienzos, que ella había intentado ser otras cosas antes que actriz. Fue modelo y trabajó en un circo cuidando elefantes. “Dormía con ellos, les alimentaba y limpiaba sus ‘tortas’”, dijo como si fuera lo más normal. La interpretación no le parecía más que un juego, y lo tuvo fácil gracias a su apellido. Entró por la puerta grande del cine con uno de los papeles protagonistas de Doctor Zhivago con veinte pocos años. El amor a la profesión vino después.

Su padre nunca quiso que se dedicara a ésto, le parecía una profesión en la que había que estar siempre dispuesto al rechazo ajeno y a la frustración, y no deseaba eso para ella. Montones de castings en los que te podían decir que no valías para un papel, incluso aunque tu apellido te avalara. Estuvieron sin hablarse varios años, aunque ella afirma que fue mejor pelearse siendo joven que no cuando hubiera tenido 40 años.

Y realmente si no hubiera tenido talento no habría podido desarrollar una carrera tan larga. El apellido no lo es todo: si no gustas terminan por no contratarte. Geraldine ha conocido la época dorada de Hollywood y ha participado en producciones de diferentes nacionalidades. En las españolas la recordamos con su peculiar acento, ya que habla perfectamente español al haber tenido dos parejas de habla hispana, Carlos Saura, con quien tuvo a su hijo, y un fotógrafo chileno, su actual marido, con quien tuvo a Oona, que lleva el nombre de la madre de Geraldine.

Recuerda con amor a sus padres, pero especialmente a su madre, con quien guarda un gran parecido físico. Hija del conocido dramaturgo Eugene O’Neill, con 17 años se casó con Chaplin, que ya tenía 53, pese a la oposición de la familia de ella. De hecho no fueron a la boda y no quisieron tratar a los nietos que nacieron después. Geraldine dice que su padre les inculcaba valores fundamentales, pero que era su madre la que les enseñaba con su ejemplo. “Yo no le llego ni a la suela de los zapatos”, dijo en una ocasión.

Siempre me llamó la atención la feminidad de Geraldine, su simpatía, su bondad natural, su generosidad y su humanidad. Aunque también tiene su carácter, pues cuando uno de los muñecos que aparecen en el programa le preguntó si no se había aburrido alguna vez con alguna de las películas de su padre, ella muy seria y alzando la voz dijo. “¿Pero no te da vergüenza? Esas cosas no se preguntan. ¡Pues claro que no!”. La sensibilidad y la inteligencia de los que hacen este programa deja mucho que desear en muchas ocasiones. A ellos puede que les haya resultado plomizo alguno de los films de Chaplin, pero no pueden esperar que al resto de la gente le pase lo mismo, y menos a la hija del artista, la persona menos apropiada para hacer semejante pregunta. Como el tono de El hormiguero es siempre de humor la actitud de ella quedaba a medio camino entre el reproche y la sonrisa.

Lógicamente Geraldine estará orgullosa de la obra de su padre, la considerará un tesoro de valor incalculable, como hacemos todos. Ella sabe la vida tan dura que tuvo él, sus humildes orígenes llenos de soledad y pobreza, su inestabilidad sentimental hasta que conoció a su madre, el rechazo de la familia de ella, la lucha contra los que le criticaban y censuraban, sobre todo en las producciones de los últimos años, el exilio tan injusto que le partió el corazón.

Con un imitador de su padre
Uno de los papeles que más me ha gustado siempre de los que ha interpretado Geraldine es el de la madre que vive un matrimonio desgraciado en Cría cuervos. Es esta una película que refleja fielmente la sociedad española de los años 70, anclada en el pasado y más pendiente del que dirán que otra cosa, hipócrita y llena de prejucios. Su actuación me conmueve profundamente, sobre todo la escena en la que se enfrenta a su marido, que no la quiere y le es infiel, pese al amor de ella. Parece que lo más importante es mantener las apariencias. Su delicadeza, su desgarro, su alma de mujer hecha pedazos, no dejan indiferente a nadie. Hace poco la veíamos en una breve aparición en Lo imposible, donde les enseña a los niños protagonistas las estrellas del firmamento tras la catástrofe que asoló Sumatra hace 10 años. Sus historias, tan tiernas y con su voz tan suave, tranquilizadora y dulce, distraía a los pequeños de su tragedia por unos momentos.

Allá donde se la requiera, su inclusión en una película da prestigio a la producción, y un toque muy especial. Como es ella.


lunes, 23 de junio de 2014

Entrevista a Stephen Frears


Con la llegada no hace mucho a nuestras pantallas de Philomena, la última película de Stephen Frears, he querido reproducir aquí parcialmente una entrevista que conservo entre los recortes de prensa y revistas que tengo en casa con todo aquello que me interesa, que le hicieron hace 4 años, con motivo del estreno de otro de sus films, Chéri, en la revista XL Semanal. Este director, de larga y muy variada filmografía, ha dirigido cintas memorables como Las amistades peligrosas, Mary Reilly (nueva e inquietante versión del mito de Jack el Destripador), o The Queen, entre otras muchas.


Llegó al cine casi por accidente y ya lleva 30 años de experiencia. Sin embargo, el éxito no ha logrado cambiar al impredecible Stephen Frears. Ni siquiera ha borrado su eterna media sonrisa. Por fuera parece un osito de peluche; por dentro se esconde un hombre de miles de capas, amante de los contrastes y la subversión.

Tras rodar Cheri le preguntaron que, como buen inglés, parecía interesarle ese tipo de historias donde no se revelan los sentimientos.

“Lo más importante siempre está soterrado. El inconsciente es más poderoso que el consciente. Y, por supuesto, el que sea inglés influye: no expresar sentimientos está en nuestra naturaleza”.

- XL Semanal. ¿Usted recibió una educación muy inglesa?

- Stephen Frears. Soy muy inglés y llevo una vida bastante burguesa. Un hombre de clase media, respetable. Me educaron de forma muy británica: todo eran reglas y restricciones. Emocionalmente, me sentía incomprendido. Toda mi vida estuve sediento de una libertad de expresión que no gocé en mi infancia. Admiro la naturalidad con que se expresan en otros países. Creo que me aburrí de esa falsa seguridad y, aunque me llevó tiempo, logré rebelarme.

Las amistades peligrosas

- XL. Usted estudió en Cambridge. ¿Le resultó difícil adaptarse a un mundo nuevo de teatro, televisión, cine…?

- S.F. Fue fácil. La abogacía me aburría mortalmente, como la promesa de una vida hastiada. Así que, cuando acabé los estudios, decidí que necesitaba hacer algo que capturara mi interés por completo. The Royal Court era el lugar más interesante por entonces, lleno de gente inteligente, me sentí muy a gusto, mucho más que en los polvorientos pasillos de Cambridge.

- XL. ¿Qué pensaron sus padres?

- S.F. No les di opción; jamás se lo pregunté. Estoy seguro de que mi madre aún está preguntándose cuándo voy a conseguir un trabajo de verdad.

- XL. Llegó al cine por casualidad.

- S.F. Un bellísimo accidente, una sorpresa. Mientras estaba en el teatro, me pidieron que fuera asistente de un director. Fue como si de pronto se hiciera la luz. Jamás soñé que me convertiría en director o que haría películas en América. Todavía no acabo de creérmelo.

- XL. Tras 30 años en el cine ¿sigue trabajando con la misma intensidad?

- S.F. ¿Cómo no? No hay otra opción; es un proceso durísimo, lleno de desafíos que te pueden volver loco. El papel de director encierra algo tiránico, es quien toma las decisiones. La diferencia es que, al principio de la carrera, te guía la pasión y una cierta inocencia maravillosa que sí han desaparecido. El cine es una industria difícil que aplasta el talento sin piedad. Cada día de rodaje, me enfrento con la pregunta: ¿seré capaz? Imagino que, mientras me invadan esos temores, todo saldrá bien.

- ¿Qué le hace continuar? Usted encadena un film con otro…

- S.F. Porque, además de los desafíos, hay otro factor maravilloso: el cine es una experiencia vertiginosa. Es como insuflar vida a algo que está frente a ti… ¡Pero no encadeno films! Me tomo mis pausas en las que no hago más que leer, estar con mi mujer, pintar… Cuando acabé The Queen, estuve un año sin trabajar.
Philomena


- XL. Dice que Chéri es la película más extrema que ha hecho ¿A qué se refiere?

- S.F. A que se mueve entre opuestos brutales; el humor es un medio perfecto de contar ese tipo de historias. Permite hacer que cosas imposibles resulten aceptables. Nada tiene sentido sin poesía y humor. Son dos de las claves de nuestra existencia.

- XL. ¿Qué le gusta del sentido del humor británico?

- S.F. Es algo que se ha ido formando a través de la historia y las generaciones. Me encanta porque es muy retorcido, casi maquiavélico. El sentido del humor está muy cerca de nuestros corazones.

- XL. Otros asuntos que trata Chéri son la edad y la belleza, dos temas eternos.

- S.F. Por eso, el film es subversivo… Plantea la dureza del paso del tiempo, la pérdida de la belleza y sus consecuencias; es algo que nuestra sociedad no admite… Parece que obliga a que seamos eternamente bellos y jóvenes.

- XL. En España, por ejemplo, se ha sustituído la palabra ‘viejo’ por la de ‘mayor’.

- S.F. [Ríe] Es una de las cosas más ridículas que he oído. No es más que disfrazar la realidad.


(Reproducción parcial de la entrevista aparecida en el XL Semanal de 18/1/10)


viernes, 20 de junio de 2014

Coronación


Cuando me levanté hacía casi una hora que Miguel Ángel, mi hijo, tenía puesta la televisión para ver la coronación de Felipe VI. Un helicóptero había estado sobrevolando sin parar mi barrio desde 1ª hora de la mañana, ya que por nuestra proximidad al Palacio Real siempre que va a haber un acto oficial se extrema la vigilancia. Yo llegué en el momento clave, cuando el vehículo que llevaba a la pareja real se detenía junto al Congreso. Al descender pudimos admirar la elegancia y buen gusto de las vestimentas. No es frecuente ver a Leonor y Sofía en directo. Iban preciosas, y le dieron un toque risueño a la ceremonia.

Me pareció muy significativo el gesto de D. Felipe al llegar al hall del Congreso: se pasó la mano por la frente, como aliviado. El baño de multitudes siempre entraña sus riesgos, no tanto por su seguridad como por la incertidumbre de no saber cómo será acogido. Escuchar abucheos como los que se suelen oir en la Pascua Militar no sería muy grato en momentos como ese. Aunque sea por humanidad, por consideración hacia las niñas que ninguna culpa tienen de la animadversación que despierta la institución entre cierto sector: no es agradable ver cómo tu padre es insultado públicamente.

El discurso dicen que fue un poco corto, pero a mí se me hizo largo. D. Felipe dijo que quería llegar a ser un Rey del que los españoles pudieran sentirse orgullosos. Me gustó cuando habló de lo que deseaban y esperaban los de su generación, en la que me incluyo. El contenido no estuvo mal, pero me gustaban más los discursos de su padre, tenían menos rigidez, o quizá era su forma de pronunciarlos. La alusión a las víctimas del terrorismo fue largamente ovacionada, así como la mención a su madre, que le tiró un beso desde donde estaba y recibió puesta en pie los aplausos de los asistentes, junto a su llorosa primogénita, que se emociona mucho en estas ocasiones especiales. Me gustó el reconocimiento que hizo su hijo a su labor, 50 años como esposa y madre y 35 como reina. Dª Sofía lucía un vestido precioso. La vi un poco desangelada, en medio del Congreso, ausentes su marido y su otra hija por razones de todos conocidas. Si la abdicación se hubiera producido hace 10 años, que es cuando tocaba, muchas de estas cosas se habrían evitado. Luego vi a familiares sentados cerca, en un 2º plano, por lo que no estaba sola.

Al mencionar a sus hijas Leonor y Sofía los asistentes no supieron reaccionar a tiempo. Se produjo un silencio un poco embarazoso y las niñas miraron a la concurrencia con ojos enormes y expectantes. Luego, tras un rumor de risas, aplaudieron brevemente. Era como si D. Felipe fuera presentando a los participantes de alguna representación, tal y como se hace en un escenario teatral.

Los que estuvieron impresentables fueron los presidentes de Cataluña y el País Vasco. Se mantuvieron todo el tiempo hieráticos, sin aplaudir ni participar en nada de la ceremonia. Para eso mejor que no hubieran ido. Y encima los pusieron en la 1ª fila de la zona que ocupaban los representantes autonómicos, cerca de la Reina Sofía, con lo que el contraste y la descortesía fueron más que evidentes. Los tenían que haber puesto en un sitio donde no se les viera, aunque con lo soberbios que son seguro que habrían protestado.

Los ex presidentes de gobierno y los padres de la Constitución tampoco estuvieron mucho mejor, pues lucieron un gesto desabrido, entre tristones y malhumorados.

Los signos reales, la corona y el cetro, lucían a un lado sobre un cojín satinado. Eché en falta que hubieran sido lucidos por el nuevo Rey y no que sólo formaran parte del atrezzo.

Breve parada militar a la salida del Congreso, y viaje en el Rolls Royce descubierto con el ya nuevo Rey de pie saludando. No se supo hasta el último momento si iría en coche cubierto, como a la llegada, o de esta otra manera. Su marcha por el paseo del Prado, donde no hace mucho desfiló el cortejo fúnebre del que fue presidente de gobierno, Adolfo Suárez, en aquel aciago, nublado y frío día de viento, fue una fiesta de banderitas y vítores. Yo, que trabajo al lado, pude ver los preparativos los días anteriores, la profusión de flores, las banderitas colgadas en las farolas, las vallas preparadas con la bandera de España, y las banderas que se desplegaron en la fachada del Ayuntamiento, tan grandes que quedaban a pocos metros del suelo.

El saludo de los nuevos Reyes con sus hijas desde el balcón del Palacio Real era un momento muy esperado. Nos recordaba al que hicieron desde ese mismo lugar diez años atrás, el día de su boda. Como siempre un gesto romántico entre ellos: él le daba un beso en la mejilla y ella le acariciaba el rostro. Dª Letizia estuvo en todo momento pendiente de sus hijas, dándoles indicaciones. Las niñas, cansadas de tanta ceremonia y con el calor que a esas horas hacía ya, saludaban a los asistentes que abarrotaban la Plaza de Oriente con cierta desgana. Después se sumaron D. Juan Carlos y Dª Sofía, y ésta repartió besos entre todos, incluido su marido, en uno de los muchos gestos de afecto y generosidad que han sido su sello personal. El último en abandonar el palco fue D. Felipe, no sin antes dirigir un último saludo a la multitud y llevarse la mano al corazón en un gesto que me conmovió. Se le veía un poco triste, a pesar de la alegría del momento. Seguramente habría querido que las cosas hubieran sido diferentes, sobre todo en lo que a su familia se refiere. Siempre hay algo que empaña los grandes acontecimientos, y deja un recuerdo agridulce en la memoria.

En la recepción del Palacio Real sentí lástima por las niñas, teniendo que dar la mano a las 2000 personas que pasaron por allí. En algunos medios se habla de 3000. Me llamó la atención la presencia de Bisbal. Siempre invitan a representantes de todos los sectores sociales. Quién le iba a decir hace unos años que estaría en ese lugar en un momento tan crucial para la historia de nuestro país. Me fijé en la frialdad con la que D. Felipe saludaba a Artur Mas, a pesar de los esfuerzos de éste por parecer amable y cortés. Tras el desplante del Congreso, cuando se negó a aplaudir y participar como el resto, no podía esperar otra cosa, a no ser que no esté bien de la cabeza, como parece ser. El besamanos de D. Felipe a su madre también me pareció frío pero por parte de ésta. A pesar de lo orgullosa que está de su hijo y de que calificó el discurso que hizo como emocionante, los problemas que acarrea últimamente la familia real han podido en el ánimo de sus miembros, que ya no lucen como solían las sonrisas encantadas y el brillo de ilusión en los ojos, ahora todo es más forzado, como el que se ve obligado a llevar una pesada carga y aparentar que no pasa nada. D. Felipe se parece ahora más que nunca a su madre y a la infanta Elena. No lo parecía así antes, los años nos van transformando.

Me encantó cómo hizo el seguimiento de la ceremonia la periodista Ana Blanco, acertadísima y educada en todo momento. No así los comentaristas que la acompañaban, que parecían hacerlo bien en un principio, aunque un poco cargantes, hasta que de repente empezaron con alusiones a los escándalos en los que se ha visto envuelta la familia real, con un tono agresivo que iba in crescendo y que estaba totalmente fuera de lugar, eran como un pequeño tribunal de la inquisición, o como una corrala vecinal donde cacarean las harpías sobre lo que no saben ni les concierne. De sobra sabemos lo acontecido, no hace falta seguir poniendo las banderillas al toro. Fue deplorable. Ana Blanco salió al paso como pudo, siguiendo con la retransmisión, que era lo que tocaba, con un estilo impecable.

La prensa extranjera ha criticado que la ceremonia fuera tan breve y tan carente de boato, y que no se invitara a los representantes de las casas reales europeas. La monarquía inglesa se sorprendió de que no hubiera Misa y de la ausencia de los signos externos inherentes al cargo, además del papel en exceso preponderante que se concede aquí a la familia. Alabó en cambio el uso del Rolls Royce, un coche que es tan de su gusto. Sí es verdad que se echó de menos el lujo a que nos tienen acostumbrados estos eventos. Recuerdo que la coronación de los anteriores Reyes fue mucho más vistosa. Con la excusa de la crisis y de que no hay que derrochar se deslucen momentos irrepetibles de nuestra historia. Es como si nuestra monarquía tuviera que funcionar de tapadillo, acomplejada y pacata, justificando eternamente su razón de existir.

En Gran Bretaña también ha habido escándalos en la familia real y ello no les ha impedido seguir luciendo sus enseñas, forma parte de la institución. Allí les tienen un enorme respeto, a pesar de la dureza de su prensa amarilla. Además los utilizan como gancho turístico, se venden mucho todo tipo de imágenes y objetos con su retrato.

De los muchos comentarios que oí en televisión se me quedó grabado uno en el que se aludía al difícil momento que atraviesa nuestra monarquía, no sólo por la crisis, y que D. Felipe tendría que enfrentarse a un panorama mucho más complicado que el que tuvo su padre cuando fue coronado. Hace poco veía una viñeta en Internet en la que se veía a D. Juan Carlos y D. Felipe, metidos en una enorme corona en llamas que, a modo de embarcación, navegaba a duras penas en medio de un mar embravecido, mientras remaban desesperados y el hijo exclamaba: "¡Papá, vaya momento has elegido!". No estoy de acuerdo con esto: cuando D. Juan Carlos llegó al trono hacía muchas décadas que la institución había desaparecido de España, y tuvo que poner en marcha una maquinaria en desuso que estaba más que oxidada. Él tampoco tenía claro que la gente los quisiera. El nuevo Rey sólo tiene que continuar lo ya iniciado, procurando mejorarlo y haciendo olvidar los errores pasados.

Me hizo reir un comentarista que llamaba a D. Felipe “nuestro niño”, porque le hemos acompañado desde su nacimiento, le hemos visto crecer. En realidad sigue teniendo cara de niño, a pesar de sus 46 años, sobre todo ahora que se ha quitado la barba. Le daba un aspecto muy distinguido y le hacía parecer mayor.
Hoy empezaba con fuerza su nuevo cometido, reuniéndose con el presidente de gobierno. Es un momento largamente esperado, para el que se ha estado preparando toda su vida. Su primer viaje lo hará a Marruecos, donde es bien sabido que su padre tiene magníficas relaciones, que nos son muy provechosas. Viajará por Europa para presentarse oficialmente. Qué pasará en el futuro, nadie lo sabe, pero confiamos en que será lo mejor.

miércoles, 18 de junio de 2014

Inside The Actors Studio


Clooney
Desde hace tiempo veo siempre que puedo Inside The Actors Studio, un programa que está en antena en EE.UU. desde hace 20 años, aunque aquí se ha conocido hace poco. Está presentado por James Lipton, actor, guionista y compositor al que su mucha edad y el excesivo retoque de los estragos que ésta le produce le ha dado una apariencia un tanto momificada: el excesivo maquillaje, que le da un aspecto cadavérico, el repeinado con lacas o gomina, y su escasa gesticulación le hace parecer como embalsamado.El programa ha ganado numerosos Emmy y por él han pasado casi 300 personas, entre actores, directores y guionistas.

El Actors Studio es una legendaria asociación de la gente del cine, con sede en Nueva York y California, que fue fundada en 1947 por Elia Kazan y otras dos personas más, y es conocido por enseñar el Método, un enfoque desarrollado en los años 30 a partir de las innovaciones de Konstantin Stanislavski. Según he podido leer, “el "método de las acciones físicas", conocido también como "método Stanislavski", consiste básicamente en hacer que el actor experimente durante la ejecución del papel emociones semejantes a las que experimenta el personaje interpretado. El Studio logró reconocimiento mundial bajo la dirección de Lee Strasberg, quien tomó el mando en 1952”.Todos los que son entrevistados en el programa han estudiado ahí, y algunas veces sacan imágenes de algunos de ellos cuando aún eran estudiantes desconocidos, haciendo preguntas al invitado de turno. Éste mantiene una entrevista con Lipton, salpicada de comentarios personales de éste y con la proyección de algunas escenas de las películas interpretadas por el invitado, que suelen ser acogidas con muchos aplausos. Después un cuestionario confeccionado hace años por un experto que menciona Lipton, en el que se preguntan cosas como qué sonido le gusta más y cuál menos, qué profesión hubiera querido ejercer y cual nunca, cuál es su palabrota favorita, qué le diría a Dios al llegar a las puertas del cielo, etc. A continuación el presentador desaparece y deja solo al invitado para que el público, estudiantes de dirección o interpretación, puedan hacerle unas preguntas. A veces también está entre los oyentes algún personaje famoso, o parientes y amigos del aludido.

Gyllenhaal
Con estas entrevistas se tiene oportunidad de conocer un poco mejor al famoso de turno pues, lejos de las cámaras de rodaje, se explayan con detalles acerca de su vida, sus pensamientos y experiencias personales, dándonos una visión desconocida. Así me pasó con Bradley Cooper, que me parecía un actor con cara de loco y pájaros en la cabeza, pero que en las distancias cortas es inteligente y tiene un enorme sentido del humor. Dice muchos tacos y sobreactúa un poco, como cuando presentó a su profesora de interpretación, entre el público, casi echándose a llorar con mucho aspaviento, diciendo que a ella le debía todo lo que era y que siempre le consultaba cada nuevo proyecto que llegaba a sus manos. Ni con sus padres, allí presentes también, se mostró tan emotivo.

Algo parecido me pasaba con Jake Gyllenhaal, al que también creía un poco lunático y no muy talentoso, pero en su intervención resultó espléndido y sumamente inteligente y ocurrente. Me reí un montón con su sentido del humor. Habló mucho de su hermana, actriz que siempre me ha gustado y de la que no sabía su parentesco, pues en nada se parecen, ni físicamente ni actuando.

A Brad Pitt se le notaba que Lipton no le caía muy bien, pues se mostraba reticente en la entrevista, casi no le miraba, y hasta que no llegaron las preguntas de los estudiantes no se sintió cómodo y afloró su naturalidad. Su amigo George Clooney, que estuvo otro día, debía ser de su opinión, aunque es más diplomático. Tan sólo comentó en broma, cuando empezó el turno de preguntas del público, que Lipton bebía, “creo que tenías que saberlo”, dijo entre risas. Clooney es un hombre sagaz y sabe sacarle partido a su atractivo, además de tener también un gran sentido del humor.

Hugh Jackman estuvo grande, y fue muy ovacionado con cada pase de las películas que ha hecho, lo que le hacía mostrarse orgulloso y feliz. Otro tanto sucedió con Colin Firth, que además fue muy alabado por Lipton.

En las ocasiones en que invita a todo el plantel de actores de alguna de las muchas series de televisión que se emiten allí deja de interesarme, porque no sigo ninguna ni conozco a nadie.

Un caso aparte fue Mickey Rourke. Apareció con gafas de sol y un sombrero calado que le tapaba media cara. Incómodo, huidizo, fue cogiendo confianza a medida que transcurría la entrevista. Lipton supo tratarlo con delicadeza, lo cual no impidió que el actor llorase cuando se le recordó la muerte de su hermano. En un constante ejercicio de victimismo, Rourke se lamentaba sin tregua de desgracias pasadas y parecía no darle importancia a todo lo logrado. El presentador le hizo notar que muchos trabajan duro durante toda su vida sin conseguir éxito ni fama, es afortunado aunque no lo crea. Al final, a la hora de las preguntas de los estudiantes, el actor ya se había quitado la chaqueta, el sombrero y las gafas de sol, y encaraba tranquilo y receptivo todo aquello acerca de lo que se le inquiría. Rourke es un espíritu dañado, en perpetuo dolor. Él no es sólo la típica cara bonita, que le sirvió en su momento para introducirse en el cine, es un actor de talento inusitado, que aflora hoy en día a pesar de sus truculentos cambios físicos y sus traumas.

Hugh Jackman
Los invitados suelen hacer alguna recomendación a los estudiantes cuando termina el programa, dejando para la posteridad pensamientos bellos y llenos de resonancias. A buen seguro que ninguno de los asistentes olvidará esta experiencia.

Me pregunto si el programa sería lo mismo si lo presentara otra persona, más dinámica quizá. Puede que Lipton tenga a su favor su educación y sus conocimientos de cine, algo que será difícil que posea el que le sustituya, según lo que se ve actualmente, gente aficionada al chiste fácil y a lo chabacano. Es, de todas formas, un gran descubrimiento este programa. Espero seguir disfrutándolo por muco tiempo. Muy recomendable.

martes, 17 de junio de 2014

Un poco de todo (XVIII)


- Esta peculiar foto que hace no mucho usó Ikea para anunciarse, siguiendo su costumbre de utilizar imágenes que llamen la atención, me produce una mezcla de espanto e hilaridad. Es tan poco corriente ver hoy en día a una familia numerosa que resulta hasta chocante, y más con la actitud de la que aquí se nos presenta. Lo 1º que me viene a la cabeza es el tópico de “se nota que no tienen televisión”.

Es una tribu un poco imposible, pues los niños tienen más o menos las mismas edades. La cara de ella es un poema, nuevamente embarazada y con cara de no haber roto un plato en su vida. Los pequeños, todos tan de verde, tienen cara de aburrimiento.

Todo lo contrario de la foto de una familia que vi en la documentación que, por mi trabajo, tengo que manejar. Reviso los carnés de familia numerosa de los viajeros que usan ferrys, y hace poco me llamó la atención una en la que todos sus miembros sonreían complacidos a la cámara, muy juntos y cogidos unos a otros. Acostumbrada a las fotos oficiales, donde como mucho se puede ver alguna leve sonrisa, esta imagen me encantó. Qué afortunados son algunos, no lo saben bien.

Las familias con mucha gente, de todas maneras, siempre han despertado mi curiosidad, es como un pequeño equipo de fútbol, o un ejército en miniatura que, bien organizado, es capaz de muchas cosas. En el fondo me hubiera gustado pertenecer a una familia así, o haber podido formar yo una. Es mucho trabajo, pero creo que merece la pena.

- Hace poco me vino a la cabeza una de esas ideas delirantes que tengo a veces, como cuando imaginé que mi barrio estaba sumergido a muchos metros bajo el agua y se podía ir buceando de un pìso a otro del edificio donde vivo, donde todas las puertas estaban abiertas y los vecinos seguían haciendo su vida como si tal cosa, pero a cámara lenta.

En esta ocasión me dio por pensar, aunque no es la 1ª vez, que las fuerzas que sostienen nuestro planeta en esa ingravidez espacial dejaban de actuar y el mundo entero caía de repente. En mi cabeza intentaba recrear cómo sería ese momento: el mar desprendiéndose del lecho marino, alzándose y traspasando la atmósfera, junto con el resto de seres vivos y objetos que pueblan la faz de la tierra, elevándose inesperadamente con una fuerza inusitada, catapultados hacia lo que conocíamos como cielo. Vientos nunca antes conocidos, semejantes a los que soplan sin cesar en otros cuerpos celestes, envolverían nuestro ecosistema y rematarían el cuadro destructor. Sería como ir en caída libre, y puesto que el cosmos es infinito, nunca terminaríamos de caer, hasta que no quedara vestigio alguno de lo que fue el planeta, totalmente devastado, una roca inerte en perpetuo desplazamiento descendente. Pero ¿a dónde caeríamos?.

Y todo fue porque leí algo sobre la materia oscura, ese algo indefinido que constituye el espacio interestelar en el que flotamos, en un milagroso equilibrio que a mí siempre me ha producido vértigo. Profundamente oscuro, insondable e insonoro, Que nuestra permanencia en el cosmos dependa de una cosa tan intangible y misteriosa me produce una gran inquietud, y el hecho de que haya funcionado así desde hace millones de años no me reporta mucha tranquilidad. Hablamos de materias y dimensiones que escapan a la comprensión humana. Nueva sensación de vértigo. Mejor no pensarlo, confiemos en el armonioso mecanismo de la Madre Naturaleza, que funciona más allá de lo que hagamos, pensemos o podamos decir.


lunes, 16 de junio de 2014

La entrevista del Papa Francisco en televisión


Esperaba con anhelo y curiosidad la 1ª entrevista que el Papa Francisco concedía a una cadena de televisión española. Quería ver cómo se desenvolvía este hombre en las distancias cortas, lejos de muchedumbres, visitando lugares del mundo o haciendo alguna declaración a la prensa. El que resultó muy curioso fue Henrique Cymerman, reputado periodista y muy peculiar siempre con sus tics, que mantuvo un extraño rictus de euforia a duras penas contenida que le hacía hincharse y enrojecer.

Había leído que este Papa no es de los que hablan con sentencias profundas ni usando un lenguaje rico y culto, como su antecesor. Se suele comparar a unos pontífices con otros, para dilucidar cuál es mejor, siguiendo un criterio que se me escapa. No sé el motivo, pues porque ocupen el mismo cargo no significa que tengan que ser clones, todos son personas preparadas, no llegan a ese nivel por casualidad.

La sencillez y modestia del Papa Francisco pueden confundirse con simplicidad. Él habla sin tapujos acerca de todo lo que se le pregunta, y tan sólo no se explaya más en aquellos asuntos en los que la prudencia le sugiere más comedimiento, para no ofender a nadie.

Charló sobre la persecución de los cristianos, algo que no es nuevo como él bien recordó, afirmando que es aún mayor hoy en día que en tiempos pasados.

También respondió a las preguntas sobre su reciente visita a Jerusalén y el histórico abrazo que se dio con los representantes de ambas facciones enfrentadas. Dijo guardarles mucho cariño y, a pesar de lo diferentes que son, mantienen una gran amistad.

Sobre su seguridad le preguntó Cymerman si no temía sufrir algún atentado, y él dijo que sí, que siempre cabe la posibilidad, pero que su vida está en manos de Dios. Además lo explicó con una broma: “¿Sabes cuál es la diferencia entre el terrorismo y el protocolo? Que con el 1º puedes negociar”. Él, con una sonrisa, afirmó que efectivamente tenía algunos problemas para seguir los protocolos de seguridad que se le imponían. En algunas de sus visitas en el extranjero quisieron ponerle un papa-móvil, pero él lo rechazó. “Firmo donde haga falta para responsabilizarme de mi seguridad, pero yo no voy en un vehículo así, que parece que es ir como sardinas en lata”. Dijo que no le parecía mal el que lo hiciera, pero él tenía que responder a la naturaleza que Dios había puesto en él. También declaró, en tono jocoso, que si algo le pasaba a su edad (77 años) tampoco tendría ya mucho que perder.

Le preguntó el periodista por el papel de la Iglesia católica durante la 2ª G.M. y respondió que se la había acusado de abstenerse durante la contienda, pero que el resto de los países tampoco hicieron nada al respecto. “Se sabía por dónde iban las redes ferroviarias que conducían a los judíos a los campos de concentración, y no las bombardearon. Tenían pruebas, fotos, y no actuaron. ¿Por qué? No se sabe”. También considera una locura que haya quienes nieguen el holocausto judío.

Defendió la figura del Papa Pío XII alegando que muchas cosas que no dijo lo haría porque no sería conveniente en aquel momento tan delicado, y que había datos de su biografía que no se sabían de él, como que en su residencia de Castelgandolfo acogió a cientos de refugiados judíos y que en su cama habían nacido 45 niños. Le inquirió Cymerman por la apertura de los archivos vaticanos, y Bergoglio afirmó que cumplidos todos los protocolos no hay ningún problema en que sean abiertos, porque su aportación a la Historia será enorme.

También le preguntó por el movimiento independentista que se está produciendo en algunas naciones, y él contestó que habría que estudiar cada caso, distinguiendo entre emancipación y secesión. El Papa Francisco ha considerado que "la secesión de una nación que no cuente con un antecedente de unidad forzosa hay que tomarla con muchas pinzas y analizarla caso por caso, ya que hay casos que pueden ser justos y otros que no. Hay pueblos con culturas tan diversas que ni con cola se podían pegar. El caso yugoslavo es muy claro, pero yo me pregunto si es tan claro en otros pueblos que hasta ahora han estado juntos. Escocia, la Padania aquí en el norte de Italia. Habrá casos que serán justos y otros que no”.

Afirma que le gusta la musicalidad de los nuevos políticos, fueran del signo que fueran, respondiendo a la pregunta de qué líder de los que le han visitado en estos 15 meses de pontificado le había llamado más la atención. “Quizás hablen de los mismos problemas pero con una nueva música, y eso me gusta, me da esperanza porque la política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad, del bien común”.

Cree que vivimos en un sistema económico que no es bueno, en el que el hombre y la mujer deberían ser en centro pero en el que es el dinero el nuevo dios. “Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero”. Un sistema que, según él, descarta a los que no son productivos, a los niños, a los ancianos, y a los jóvenes cuando se limita la natalidad y no se les da oportunidades de trabajo. “Al hacerlo se está descartando el futuro de los países porque unos son los que aportan la fuerza para tirar adelante y los otros la sabiduría”.

Al Papa Francisco no le cabe en la cabeza que haya millones de personas que no tengan qué comer. Piensa que se desperdicia mucha comida cada día y que si no se hiciera así todos podrían alimentarse. Los gobiernos no hacen nada porque es más lucrativo fomentar las guerras para poder vender armas que preocuparse por los que no tienen nada.

“La globalización bien entendida es una riqueza, pero mal entendida anula las diferencias. Yo lo entiendo como una esfera, donde todo es igual. Una globalización que enriquezca es como un poliedro, todos unidos pero cada cual conservando su particularidad, su riqueza, su identidad”.

Condena el Papa Francisco el antisemitismo, recordando que los salmos y los libros religiosos provienen de los judíos, y que están en la raíz de las creencias religiosas cristianas. “Nunca se puede dar un paso en la vida si no es desde atrás, sin saber de dónde vengo, qué apellido tengo, qué apellido cultural o religioso tengo”. “Yo rezo todos los días el oficio divino con los salmos de David. Los 150 salmos los pasamos en una semana. Mi oración es judía, y luego tengo la eucaristía, que es cristiana”.

También abominó del uso del nombre de Dios para hacer una guerra, algo que fue frecuente en nuestra Historia, y especialmente entre los cristianos. “Es una contradicción”, afirmaba, pues se opone a lo que Cristo nos enseñó: no matarás, no usarás en nombre de Dios en vano, perdonarás a los que te ofenden, pondrás la otra mejilla. Dios es amor, no odio. Habló de la estructura mental del fundamentalismo, en la que existe siempre una violencia latente.

Sobre la separación de miembros de la Iglesia, dijo que él podía perdonar a un sacerdote algunas cosas, un desliz emocional, que se pase alguna vez con el vino, pero que nunca perdonaría el afán de riqueza ni que trate mal a sus semejantes. Afirmó que el propio feligrés así lo reclama, es el 1º que sabe distinguir entre lo que está bien y lo que no.

El Papa Bergoglio ha vuelto a defender la pobreza y la humildad como valores fundamentales de la Iglesia y ha descartado el papel de «Papa párroco». “Sería inmaduro. Cuando viene un jefe de Estado, tengo que recibirlo con la dignidad y el protocolo que se merece. Es verdad que con el protocolo tengo mis problemas, pero hay que respetarlo”.

Me hacía mucha gracia las palabras que empleaba, tan de su tierra, los tragos, la plata, la papa caliente, con ese acento argentino tan marcado y en él, al mismo tiempo, tan suave y cadencioso. Es un hombre tranquilo, que habla, aunque pueda parecer improvisado, tras haber meditado mucho. Deja las ideas sin concluir a veces, como suspendidas en el aire, para que los que le escuchan las completen mentalmente. Salpica la conversación de chistes, y alterna la seriedad que ciertos asuntos requieren con la más absoluta distensión. Se expresa mucho con las manos, las gira o las desplaza suavemente, y también con el gesto, con la profunda humanidad y dulzura de su mirada y su sonrisa.

“Le voy a ser franco”, empieza muchas de sus declaraciones. Habla sin ambages de lo acertado de la decisión del Papa Benedicto de establecer la figura del Papa emérito, que él mismo piensa ser llegado el momento, “cuando Dios me ilumine, que seguro va a ser así”. Antes de su nombramiento él pensaba, allá en Argentina, retirarse en una casa para sacerdotes ancianos, ya tenía una estancia adjudicada, pero nunca volvió de Roma: ni él mismo sabía que iba a ser nombrado Papa. Aunque a él le da igual, cree que la habrá ocupado otro, pero hay muchas más.

“Tengo a un montón de personas preparadas a mi alrededor que me ayudan en esta misión” afirma. “Las cosas que estoy haciendo son el desarrollo de las peticiones que se formulan en las congregaciones de obispos. Yo mismo hice algunas peticiones antes de llegar hasta aquí. No vengo con un proyecto personal debajo del brazo, no soy ningún 'iluminado'. Podría coger esas recomendaciones y abanicarme con ellas, pero eso no es conveniente, hay que respetar lo que se decide en las asambleas”. Lo cierto es que el suyo es un estilo muy personal, distinto a todo lo conocido, y sí que habla por sí mismo, tratando temas que hasta ahora habían sido tabú en la Iglesia, como la homosexualidad o el divorcio. Pero nada en él es premeditado, actúa movido por su espontaneidad natural.

Le señaló Cymerman que sigue firmando las cartas que escribe a sus amigos como Jorge. Su cargo actual no le impide ser quien es realmente, sabe que es algo transitorio, una misión más que le ha sido asignada, algo que no le impide conservar su identidad.

También le preguntó sobre el Mundial de fútbol en Brasil. “Argentina y Brasil han sido siempre eternos rivales, pero me han pedido que sea ecuánime”, contestó riendo.

A la pregunta final de cómo le gustaría que le recordaran, dijo que se conformaría con que dijeran de él: “Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo”.

Una entrevista ésta que, aunque llevada con suma sencillez por el Papa Francisco, resultó ser muy densa en contenidos y significados. Esperemos tenerle mucho tiempo entre nosotros.

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes